Probablemente conozcas los beneficios de mantenerte activa para la salud cardiovascular y mental, pero ¿podría el ejercicio regular ser tu arma secreta para cuidar la piel?
Por qué la piel también adora el ejercicio
Cuando el ritmo cardíaco se incrementa durante el ejercicio, estimula la circulación, distribuyendo el oxígeno y los nutrientes por todo el cuerpo, llegando incluso a las células de la piel. Ese mismo flujo sanguíneo incrementado también ayuda a eliminar las toxinas y los radicales libres que se generan en la superficie y que pueden dañar la piel. El ejercicio regular estimula además la producción de grasa natural de la piel, por lo que el cutis se mantiene terso y elástico.
Ejercita el cuidado inteligente de la piel
Haz que la piel saque el máximo partido del ejercicio con los sencillos pasos que encontrarás a continuación:
Sé prudente. Si practicas ejercicio al aire libre en cualquier momento del año, es importante que utilices una crema hidratante con un FPS mínimo de 15 para ayudarte a proteger la piel de los daños del sol. Aplícala en el rostro, cuello, escote, brazos y otras zonas expuestas.
Protege. Cuando tengas que practicar ejercicio en condiciones climatológicas frías, cúbrete la piel tanto como puedas. Las temperaturas y vientos rigurosos pueden arrebatar la hidratación a la piel y en casos extremos el viento puede provocar quemaduras cutáneas.
Mantén la piel limpia. Después de hacer ejercicio, limpia la transpiración con un producto limpiador suave. Si dejas el sudor sobre la piel, puede obstruir los poros y provocar erupciones. Las sales presentes en el sudor también pueden irritar las pieles sensibles.
Limpia. Lleva siempre encima un producto limpiador guardando unas toallitas limpiadoras manejables y cómodas en la bolsa o en la taquilla del gimnasio para una limpieza rápida antes o después del entrenamiento.
Ya seas una potente máquina de hacer deporte o una novata lista para dar caña a tu rutina de ejercicios, ¡una piel bonita y radiante te espera en la línea de meta!